
IDICUSAM: El Instituto de Investigaciones del Centro Universitario de San Marcos IDICUSAM, con el propósito de profundizar en el conocimiento de la realidad social en el contexto local y nacional, desarrolla procesos de investigación científica con la visión de contribuir a la solución de la problemática, bajo un enfoque integral. Aquí encontrarás análisis científicos, noticias académicas, eventos y muchas cosas más. Bienvenido a este espacio de investigación.
martes, 30 de abril de 2013
CINCO TRAMPAS COLONIZADORAS
Por: Tania Palencia Prado
Lo es, ante todo, por
el asunto al cual convoca: la educación de Guatemala. El documento afirma que
crea un nuevo paradigma y que resignifica la formación docente. Define el
perfil del ciudadano, caracteriza un nuevo modelo educativo e imagina cómo
quiere al Estado para el año 2021. De modo que su contenido, tal y como lo ha
señalado la juventud estudiantil, no se reduce a negociar 2 o 3 años más para
la carrera docente. El documento trata de grandes preguntas: ¿En qué nos
educamos? ¿Para qué nos educamos? ¿Cómo se va a educar? ¿Cómo se va a educar a
quien educa? ¿Qué es educar?
El tema central
involucra a toda Guatemala. En el mundo entero se están cuestionando las
actuales ofertas educativas de los Estados porque sabemos y sentimos que no
estamos siendo educadas (os) para la vida y que los sistemas escolares no
ayudan a resolver ese vacío. El sentido de la educación debe ser discutido muy
ampliamente. Y eso no se hace. Esa es la
primera trampa. No se hace: se oculta que está en juego el futuro de la
educación de Guatemala, no sólo el de la docencia. Y la juventud estudiantil ya
lo dijo.
Segunda Trampa. El documento implica transformaciones
profundas en todas las áreas y necesidades educativas. Si llega a ser aplicada
la propuesta del Ministerio es seguro que éste provocará reacomodos
organizacionales, comenzando con llevar al Congreso la Ley de Educación
Nacional para cambiarla. Se reconstruirá casi todo el Ministerio de Educación,
también varias áreas de la Universidad de San Carlos y se abrirán nuevas
estructuras al permitir que universidades privadas formen a las y los docentes
del nivel primario. Se creará el Sistema Nacional de Formación del Recurso
Humano Educativo (SINAFORHE), entidad donde el Ministerio quiere que participe
el sector privado y le sugiere funciones como la de aprobar solicitudes de
flexibilidad y descentralización curricular (aunque no define ninguna prioridad
para ampliar la cobertura de la educación primaria pública).
La reorganización que
se propone sólo toca de soslayo una o dos consideraciones financieras. No hay
diagnóstico ni planificación presupuestaria. La única argumentación que se hace
es para indicar que, entre el 2004 y el 2009, el país invirtió Q1.2 millones en
formar maestros, pero que desperdició el 65% de ese dinero porque más de 71 mil
maestros recién graduados no encontraron trabajo en educación. Para el
Ministerio ese es el problema central: ¡hay muchos maestros y maestras! Por
supuesto que no analiza por qué ni propone soluciones para ofrecer trabajo en
educación pública. Ni siquiera hace alusión a resolver uno de los graves nudos
colonialistas del Estado: comunidades enteras, la mayoría mayas, no tienen
acceso a la educación escolar, de ningún tipo.
No es una propuesta
seria aquella que no diagnostica las zonas y territorios de prioridad pública
para saber dónde es urgente elevar la oferta de escuelas y docentes y a cuánto
ascendería el costo que ese buen esfuerzo implicaría. El Ministerio no informa
sobre cuáles son las necesidades educativas municipales o departamentales. Es
irresponsable que no piense ni diga con qué recursos se van a hacer los cambios.
Ni siquiera se atreve a respaldar la demanda histórica de los Acuerdos de Paz
sobre detener la regresiva posición del gasto público en la educación nacional.
Se limita a señalar que la inversión en educación como porcentaje del Producto
Interno Bruto (PIB) es de aproximadamente 2.4%, mientras que el promedio en
América Latina es de 4.4%. ¿Y entonces? ¿Qué hacer? No dice. Más se observa el
interés de imponer la idea, legalizarla, y después esperar a que la mano
invisible del mercado ayude a regular el presupuesto, ponga escuelas privadas
baratonas por acá y por allá, ya que de hecho la propuesta considera como
natural que el motor en la formación de maestras (os) sea desde siempre el
sector privado.
Además el Ministerio
no recogió los aportes estudiantiles ni muchas de las ideas entregadas al
Congreso en las audiencias públicas. Es la misma propuesta vieja. Allí está la tercera trampa. No hay
reforma educativa. Lo que hay es una lógica de ahorro del gasto público. Y
debemos tener claridad de que no se reduce a caprichos personales de ministras
o ministros, ya que sabemos que estos cambios llevan más de dos décadas de
discusiones recurrentes. Existen muchas fuerzas sociales, muchos poderes
involucrados. Están involucradas corporaciones trasnacionales, como el Banco
Mundial, el Banco Interamericano de Desarrollo y la Agencia Interamericana de
Desarrollo de los Estados Unidos de América (USAID), que han dado préstamos y
donaciones millonarias y presionan por mejores rendimientos en la
administración educativa para bajar los déficits financieros que deja al Estado
la formación de docentes. Esos intereses están en la propuesta y coinciden con
varios institutos de investigación chapines, destacando el Centro de
Investigaciones Económicas Nacionales (CIEN), que vienen dando asesoría desde
hace años al Ministerio para elevar su eficacia y eficiencia, es decir, están
enfocados en nivelar la relación precio/beneficio. La idea del
"beneficio" o de la calidad es privativa, no la ponen a discusión de
la ciudadanía, la dan por única e indiscutible.
También están
vinculadas las personas y organizaciones que integran la Mesa Técnica de
Formación Inicial Docente (FID), que es la entidad que suscribe la propuesta,
pero que no se identifica. En otras publicaciones del Ministerio de Educación
se dice que la Mesa Técnica es un espacio mixto con unos 56 delegados, entre
funcionarios del área de Formación Inicial Docente del Ministerio y de
organizaciones como: "Asociación de Maestros de Educación Rural de
Guatemala (AMERG); Asociación de Centros Educativos Mayas (ACEM); Asociación de
Colegios Privados; Consejo Nacional de Educación Maya (CNEM); Comisión Nacional
Permanente de Reforma Educativa (CNPRE); Escuela de Formación de Profesores de
Enseñanza Media (EFPEM) de la USAC; representantes de catedráticos de las
escuelas e institutos normales y representantes de estudiantes y de padres de
familia de las escuelas e institutos normales."
No se sabe con
exactitud quiénes integran la Mesa Técnica, pero sí es cierto que este documento
muestra una extraña asociación, quizás forzada, entre idearios neoliberales e
idearios a favor de la educación intercultural y bilingüe en idiomas mayas. Los
primeros atrapando a los segundos y ambos manipulándose entre sí. Es un
problema serio. Podría decirse que un cierto monstruo está queriendo nacer; una
especie de política educativa neoliberal con aparente apertura a la inclusión
indígena y a la interculturalidad, que es la trampa mayor, la cuarta trampa. Es una trampa mayor porque en nombre de la interculturalidad
y en nombre de la indiscutible necesidad de institucionalizar la educación en
idiomas mayas, la propuesta se olvida de las comunidades indígenas por
dedicarse a regular la oferta y demanda del mercado de maestros.
Este es un ejemplo
típico de la historia del Estado de Guatemala: decidir quién es el indio
permitido. Se permitirá que los "indios" se eduquen en sus idiomas,
pero eso sí, el Estado no asume ninguna responsabilidad de ser guardián de su
educación gratuita, ni de ser el principal promotor en la formación pública de
docentes. Por el contrario, la tarea que está asumiendo el Ministerio es
permitir que la educación bilingüe intercultural crezca como educación privada
y abra brecha para calificar mano de obra. Indigna observar que el Ministerio
utiliza a sus expertos y técnicos en pedagogía intercultural y en educación
bilingüe como zapadores de la productividad del capitalismo moderno,
exactamente como los criollos y finqueros abrieron los caminos desde hace 500
años.
El documento señala
que son dos sus perspectivas para regular la formación docente: la
oferta/demanda y la calidad de los servicios. Con respecto a la oferta/demanda
sólo propicia la venta de formación de formadores, dando la impresión de que el
mercado es puro, que no tiene intereses y que es eficaz, sin ni siquiera
analizar la responsabilidad pública frente a la escasez de salarios, escuelas,
caminos, bibliotecas y otros recursos. Pero eso sí, dice que la juventud que
estudie la nueva carrera de Bachillerato en Ciencias y Letras con Orientación
en Educación (de 2 años) puede trabajar en lo que quiera, menos en las escuelas
primarias. Patojada para call center, aduanas y maquilas.
Con respecto a la
calidad de los servicios, el documento se convierte en párrafos y párrafos mal
articulados, inconclusos e incoherentes donde la realidad social de Guatemala
son unas pocas estadísticas que no vincula. Justifica una mejor calidad en la
docencia con las grotescas ideas acerca de que la imagen del maestro está
deteriorada, de que las y los estudiantes no tienen vocación y que sólo quieren
graduarse y no trabajar o bien ir a la universidad a estudiar carreras no
educativas. Comete el abuso de opinar que "las instituciones responsables
de brindar la formación inicial docente no han logrado, por sí solas, que los
docentes promuevan el progreso de los estudiantes."
Entonces, con tales
mitos se pinta una nueva carrera para un contexto en donde las y los docentes
van a propiciar la paz, una vida sin discriminación y racismo, van a ayudar a
minimizar la pobreza, van a valorar los idiomas del país, van a ayudar al
desarrollo sostenible de los 4 Pueblos de Guatemala. La educación se vuelve una
abstracción que promoverá la igualdad y la fraternidad. Esta educación no lleva
consigo relaciones de poder, no está obligada a posicionarse y a combatir las
exclusiones: también es pura como el mercado. Es positiva, asertiva, impulsora.
Eso es lo que esconde este documento neoliberal interculturalista. No se
posiciona sobre las causas del racismo y, lo más grave, eleva un discurso de
equidad entre culturas y ofrece integrar al ser, con el conocimiento, la
comunicación y el hacer (Eqalen, Noj, Tzij y Chak), pero nada dice acerca de
las obligaciones que el Estado de Guatemala debe cumplir en materia de educación
y cultura, según lo plantea el Convenio 169:
ü La autoridad
competente deberá asegurar la formación de estos pueblos y su participación en
la formulación y ejecución de programas de educación, con miras a transferir
progresivamente a dichos pueblos la responsabilidad de la realización de esos
programas. Lo que hace es transferir a la educación privada la penetración en
las comunidades indígenas.
ü Los gobiernos deberán
reconocer el derecho de esos pueblos a crear sus propias instituciones y medios
de educación. Deberán facilitárseles recursos apropiados con tal fin. Lo que
hace es negar y ocultar el derecho de los pueblos a sus formas de autogobierno
y somete su educación a escuelas privadas.
ü Los gobiernos deberán
adoptar medidas acordes a las tradiciones y culturas de los pueblos, a fin de
darles a conocer sus derechos y obligaciones, especialmente en lo que atañe al
trabajo, a las posibilidades económicas, a las cuestiones de educación y salud,
a los servicios sociales y a los derechos dimanantes del presente Convenio. Lo
que hace es desconocer las necesidades educativas de las comunidades. Sitúa su
educación al servicio de una economía interesada en robar trabajo y recursos
naturales.
La quinta trampa radica en dividirnos y desinformarnos. El documento
publica una lista de países que ya han pasado la formación inicial docente al
nivel universitario, pero no dice que varios de esos países lo han hecho en el
contexto de profundas reorganizaciones del Estado, no sólo en la educación,
sino también en todas las funciones públicas. Así, Bolivia ha establecido la
formación inicial docente en el nivel universitario, pero ha promovido al mismo
tiempo con gastos públicos el empleo de jóvenes técnicos que están plenamente
respaldados para estudiar en las universidades. Hay más gasto en educación
porque los que más rentas tienen pagan más impuestos. También declaró la
educación pública obligatoria hasta el bachillerato. Y su nueva ley de
educación no es etérea ni positivista, ya que plantea como uno de sus fines el
ser: descolonizadora, liberadora, revolucionaria, anti-imperialista,
despatriarcalizadora y transformadora de las estructuras económicas y sociales;
orientada a la reafirmación cultural de las naciones y pueblos indígena
originario, campesinos, las comunidades interculturales y afrobolivianas en la
construcción del Estado Plurinacional y el Vivir Bien. El documento de nuestro
Ministerio define el perfil del ciudadano todo en masculino, no asume ninguna
responsabilidad especial en la educación de las mujeres y parece que nada sabe
en educación en sexualidad.
Es en suma un
documento que sólo crea líos, una olla de grillos, por cualquier lado tiene
vacíos y deficiencias, genera múltiples inconformidades. Las buenas propuestas
que tiene, como varios contenidos curriculares y algunos criterios de
evaluación educativa, se van al vacío con su lógica privatizadora. Es incapaz
de ofrecer una base de acuerdos. Y, por tanto, no tiene ninguna legitimidad
para convertirse en ley y en aplicarse. El Ministerio de Educación debe rendir
cuentas acerca de qué ha hecho con la reforma educativa. Debemos exigir que
rinda cuentas. Más parches ya no deben ser permitidos.
Fuente: http://www.copaeguatemala.org
martes, 23 de abril de 2013
TEXTO Y CONTEXTO, EL SENTIDO DE LA EDUCACIÓN
TEXTO Y
CONTEXTO, EL SENTIDO DE LA EDUCACIÓN
Por: Lic. Erick Iván de León
IDICUSAM
Piense, por un momento, en los rasgos,
características, situaciones o hechos más simbólicos de la educación
tradicional. Desde la ya muy mentada
necedad de la memorización mecánica, que no sirve más que para “dar una
lección”, hasta los análisis eruditos, o falsamente eruditos, de grandes
maestros universitarios. Piense, siga pensando en la educación escolar, en la
que se llena la boca de falsa sabiduría, de elocuencia, de grandes
explicaciones y debates. Que se llena de un prestigio que proviene de una
racionalización academicista enorme.
Está claro que en estos pensamientos no vamos
a encontrar cuadros llenos de sonrisas, de espontaneidad, de ocurrencias
creativas, graciosas y explosivamente libres de estudiantes o profesores.
Tampoco vamos a encontrar el abrazo afectuoso, la bocanada de expresión que
sale del intercambio entre personas que se enriquecen entre sí, que se escuchan
entre sí, que aprenden entre sí.
En la educación tradicional, el texto es el
personaje principal. El texto en todas sus manifestaciones o formas: como
palabra escrita (en libros, revistas, folletos, cuadros, powerpoints,
pizarras…), como palabra oral (del profesor, mayoritariamente, y cuando aparece
la palabra del estudiante, para responder las preguntas docentes), como palabra
investigada (internet, bibliotecas físicas, etcétera. El TEXTO, en todas sus
formas y extensiones (ahora también como hipertexto), ha ocupado un papel
preponderante en la educación que se entiende como procesos de transmisión de
información o de adquisición de formas de ser acordes a los intereses de los
distintos poderes.
Ha dejado fuera al CONTEXTO, es decir, a los
sistemas, series de interrelaciones (físicas, socioeconómicas, políticas,
culturales, emocionales) entre las que transcurre la vida, que constituyen nuestras distintas realidades, en
las que somos, estamos o vivimos. En otras palabras, el acento en un texto descontextuado (lo que hace la
educación tradicional), es insistir en la transmisión y adquisición de saberes
empaquetados, no de construcción de conocimientos. El conocimiento, como
producto de la creación individual y colectiva, como resultado de la
interconexión mental y emocional entre persona y realidad, no aparece en esta
visión educativa.
Y, sin embargo, el sentido más pleno de la
educación es el de construir aprendizaje. La educación tiene que ver con eso,
exactamente con eso: con aprender. Y sólo aprendemos cuando convertimos a la
información en conocimiento, porque los datos se vuelven pensamiento que
compara, contrasta, utiliza, cuestiona, critica. Y así el conocimiento, cuando
posibilita mejores inserciones en el mundo, y cuando contribuye a
transformarlo, se convierte en sabiduría.
Por
ejemplo, la información que tenemos sobre los daños ambientales y ecología en
general, se convierte en conocimiento cuando al procesarla nos permite tener
nuevas actitudes y comportamientos, o nuevos saberes, más aún, nuevas
sensibilidades. Cuando eso sucede, y empieza a llevarnos al compromiso con el planeta
(a tener activismo político, por ejemplo, o comunitario, o buscar cómo impactar
a otros, o buscar cómo enfrentar y detener el daño ambiental), eso se convierte
en una sabiduría de vida. Para que todo
esto ocurra, el texto no puede ser entendido fuera del contexto. Es imposible
comprender un texto sin contexto (leerlo, memorizarlo y repetirlo, sí, pero eso
es otra cosa).
¿Cómo conectar texto y contexto?
1. Siempre partimos del contexto, no
del texto. Esto
significa que tengamos claro qué de la realidad nos interesa aprender o
descubrir, y sobre todo, qué de la realidad queremos influir o modificar.
2. Partir del contexto significa
esfuerzos importantes y significativos para aprender y comprender la realidad: no empezar por los conceptos, sino
por los contextos o situaciones en las que queremos entender esos conceptos.
3. Un texto siempre tiene que
“retornar” al contexto.
Para ello es necesario realizar siempre preguntas de APLICACIÓN, de “¿cómo se
expresa esto en la realidad…?, “¿qué diferencias hay entre el texto y lo que
hemos vivido?”. Pero también se necesita preguntas de IMPLICACIÓN: ¿en qué me
comprometería, en qué me implica esto? ¿Qué implicaciones trae consigo este
tipo de aplicaciones o de nuevos aprendizajes?
4. Cuando el texto se relaciona con el
contexto, es para descubrir mejor éste, pero también para ayudar a proponer
cambios en el contexto.
Y luego, también para propiciar nuevos textos, o nuevas formas de comprender
los textos.
5. El ciclo: “contexto-texto-contexto”
debe significar para docentes, la necesidad de partir de la realidad, profundizar contenidos que sean
aplicables o derivados de esa realidad, pero retornar siempre a la realidad
para utilizarlos a favor de la
modificación o transformación de ese contexto. Esto significa que la conclusión
preliminar de un ciclo de este tipo siempre va a significar compromisos
personales y colectivos hacia la realidad. Según la propuesta metodológica
llamada “CTC” (Contexto-texto-compromiso).
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